lunes, 2 de noviembre de 2020

INCORPORACIÓN DE UNA NUEVA OBRA A LA FUNDACIÓN CARLOS BALLESTA

 


        La Fundación Carlos Ballesta López inicia hoy una nueva etapa de divulgación pública de sus colecciones a la espera de una cercana apertura al público presencial. Esta nueva herramienta viene a ampliar el espectro de comunicación ya iniciado en su momento por facebook, instagram y la página web en donde se puede conocer todo el catálogo y otras noticias:

 http://fundacioncarlosballesta.com/

         

Bienvenidos desde los jardines de la Fundación Carlos Ballesta - Carmen de Aben Humeya

 

        Hoy, este blog, permitirá un mayor dinamismo y cercanía con todos los amigos e interesados en el arte, la historia y ese mundo tan apasionante como es la cultura mudéjar. Desde la Fundación Carlos Ballesta solamente nos queda esperar que sea del agrado de todos los lectores.  



LA CERÁMICA DE MANISES PRESENTE EN EL MUSEO

        Abrimos este blog con la noticia de la recepción de una nueva pieza en la Fundación, con destino a contextualizar la sala de la mujer dentro del Carmen de Aben Humeya en el Albaicín. Se trata de una estupenda pieza cerámica de tradición hispanomusulmana y mudéjar, de los talleres valencianos de Manises. A continuación la presentamos, comentando algunos detalles sobre la evolución de la técnica y los talleres en que se produjo, para a continuación dar alguna bibliografía y enlaces que al lector interesado en el tema seguro que le ha de ser útil.

 


 

PLATO DE MANISES

Cerámica de reflejo metálico.

Loza vidriada al estaño de color beige, decoración sobre cubierta en reflejo metálico de tonalidad cobriza.

Realizado a torno, conserva las marcas del atifle producidas durante la cocción

Pintado a mano alzada.

395 mm de diámetro por 90 mm de altura.

S. XVII

Al dorso aparece el número 45, probable catalogación en la colección de procedencia.

            Se trata de un plato cóncavo de Manises, con decoración de reflejo dorado cobrizo que representa un gran motivo vegetal que ocupa prácticamente todo el fondo del plato y se conforma como una gran palma abierta a partir de un vástago central que nace de una pequeña base. Podría asimilarse a la tradición islámica del árbol de la vida que aún quedara en el recuerdo en las fechas de la expulsión de los moriscos, a comienzos del siglo XVII. Alrededor de la decoración central aparecen motivos de clavellinas y hojas rayadas que escalan sobre el ala del plato, completando la ornamentación hacia el exterior con una orla de olas y dos biseles, siendo el del borde bastante ancho. Este tipo de piezas no era de uso doméstico, sino de exhibición en alacenas, vasares o la pared.

 

Detalle de la base del motivo vegetal con las clavellinas, las hojas rayadas y las olas.

             La técnica del reflejo dorado nace en el mundo islámico y consiste en la realización de tres cocciones. La primera endurece la pieza modelada, la segunda recibe una lechada de esmalte de estaño de color blanco y, quizás, algunas decoraciones en azul cobalto. La última cocción es la más importante y difícil de aplicar, pues es la que le va a otorgar los reflejos metálicos; compuesta de una capa de plata, cobre y almagra diluida en vinagre que, a baja temperatura y en una atmósfera reductora, sin oxígeno, fija los metales. Tras esta cocción la pieza ha de ser bruñida para eliminar la capa negruzca depositada durante el proceso (Mamolar Nevado, Tania. 2011).

            El Centro de producción cerámica de Manises proviene de la época del califato, pero cobrará su mayor calidad y producción tras la Reconquista del reino de Valencia. A partir de este momento, los hornos tradicionales regentados por mudéjares, comenzarán a producir una cerámica influida por las modas cristianas, al estilo de la loza dorada nazarí de los talleres malagueños. Según Tania Mamolar, en la historia de esta cerámica de reflejos dorados jugó un papel fundamental la familia Boil: En tiempos de Jaime I, el señorío de Manises pertenecía a la familia Luna, pero en 1304 ambos lugares fueron comprados por Pere Boil. Al poco tiempo, en 1323, este viajó al reino de Granada por orden del monarca para entrevistarse con el gobernador de Málaga, conocedor de la cerámica de reflejo dorado. Durante su estancia, es probable que se diera cuenta de la importancia artística y económica de esta producción, por lo que iniciará la gestión para el traslado de alfareros malagueños a Manises. De esta forma comienza a gran escala la fabricación de obra de maliqa [Málaga] valenciana cuya actividad se prolongará varios siglos, al contrario que la loza nazarí, que desaparecerá después de la Reconquista en el siglo XV.

 

Jarrón Fortuny del Museo Hermitage de San Petersburgo, s. XIV. Vaso tipo Alhambra producido probablemente en los talleres malagueños.

             

            A partir de este momento, la producción cerámica de Manises se enriquece con decoraciones tanto musulmanas como cristianas y consigue un amplio mercado internacional que sale por los puertos del Mediterráneo hacia Italia y Francia, e incluso Países Bajos e Inglaterra, aunque será Italia uno de los principales importadores. De hecho, el plato de la colección de la Fundación Carlos Ballesta fue adquirido en Sicilia, realizando pues, un viaje de ida y vuelta.

            Conforme iba avanzando el tiempo, se comenzó a prescindir de los botones y cordoncillos en relieve, así como del cobalto azul, centrándose la decoración en el reflejo dorado. A partir de la expulsión de los moriscos, la industria alfarera se vio alterada desapareciendo algunos hornos, mientras se retomaban nuevas decoraciones, la huella del torno se hizo más patente con un grosor de paredes mayor y no se ocultaan las huellas del atifle, los esmaltes no serán tan blancos y aparecen los tonos beige característicos de la época (Mamolar Nevado, Tania. 2011).

 

Detalle en el que se pueden apreciar las marcas del atifle durante la cocción.

 

             Tenemos que reseñar que existen algunos ejemplares, similares al plato de la colección de la Fundación, tanto en el Museo Sorolla de Madrid, como en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de Valencia. Concretamente, los inventariados con el 40587, 40588 y 40589 del museo madrileño y, los inventariados con la referencia CE1/01752, CE1/01753, CE1/01754, CE1/01755 y CE1/01756, del museo valenciano. Aunque todos ellos son de dimensiones inferiores al ejemplar que hoy presentamos.

 

A la izquierda plato de la colección del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias de Valencia (fotografía de Pilar Záforas Gil). A la derecha plato de la colección del Museo Sorolla de Madrid.

 

ALGUNOS ENLACES INTERESANTES

FUNDACIÓN CARLOS BALLESTA 

Acceso al catálogo del Museo González Martí

Acceso al portal del Museo Sorolla 

 

BIBLIOGRAFÍA:

Berrocal Ruiz, Paloma y Algarra Pardo, Víctor M. “La loza de Manises en la época Moderna (siglos XVI al SVIII)”. Oficios del pasado, recursos patrimoniales del presente: La cerámica de Manises. Universidad Politécnica de Valencia, 2011

Coll Conesa, Jaume. “La loza decorada en España”. Ars Longa, nº 17, 2008.

Coll Conesa, Jaume. La cerámica valenciana, apuntes para una síntesis. Valencia, 2009.

Mamolar Nevado, Tania. Pieza del mes. La colección de cerámica de reflejos metálico. Museo Sorolla, 2011.

 

 


 

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